Alianza Lima en 108 años ha construido mitos, entre ellos uno que tiene como escenario el estadio de Matute y protagonizan los potrillos de 1987.
Escrito por Daniel San Roman - Extraido de El Comercio, 2001.
Alianza Lima ha vivido siempre pegado al dolor.Por eso sus triunfos se sienten el doble.Hospedado en La Victoria desde 1928,Alianza Lima tiene compás de vals,de esos tristes que hacen soñar.Ser aliancista es vivir atento al designio divino,a ese que se llevó una generación en el 87 o a Baylón en la primera madrugada del 2000.Ser aliancista es vivir con la estampita del Señor de los Milagros pegado al escudo.Desde la tragedia, los mitos sobre la presencia de los potrillos de Ventanilla en el fortín blanquiazul han tomado peso de verdades.
Un rumor,un chisme y por lo bajo se escucha que en el Alejandro Villanueva pasan cosas raras,de esas que erizan los pelos y hacen temblar las piernas.No en vano muchos vigilantes se reportan enfermos cuando tienen la obligación de empuñar la linterna y dirigir el halo de luz para iluminar la noche de sus guardias madrugadoras.Y es que parece que en este estadio no sólo habitan los fantasmas de campeonato esquivos.
En Matute,durante el día,el equipo despierta ilusiones,pero por la noche,Héctor Montañes Landa recorre los pasadizos,corredores y salones del coloso victoriano con un arma en cinto y un libro de Allan Poe en el bolsillo.Montañés tiene 52 años (esta nota es del año 2001),bolsas bajo los ojos y una barriga inflada por esos horarios desordenados en las comidas,adquiridos por ser el hombre de seguridad de la madrugada íntima.Aliancista desde pequeño,le es imposible no aguar los ojos cuando recuerda el equipo que se fue y si bien no cree en fantasmas,algunos ruidos nocturnos a veces le hacen pensar que no está sólo.Sin duda alguna el hecho más escabroso sucedió tres noches antes del accidente de Sandro Baylón.Recuerda Montañés que dos juveniles divisaron a un hombre de saco largo y capucha negra junto a la pared en la que hoy reposa el mosaico en homenaje al "Mudo".Se acercaron a él y su palidez,ésa que solo se ven en el papel,provocó un grito que originó la huida,el desconocido corrió a la tribuna de occidente.Despavoridos,los jugadores se acercaron a contarle a Montañés lo visto.Él ordenó cerrar las puertas del estadio para que nadie saliera.Tras revisar por una hora todo el Alejandro Villanueva no encontró nada.Tres días después,Sandro Baylón perdía la vida en el circuito de playas.Don Hector,al recordar esto,seca sus ojos y con un "son coincidencias" intenta convencerse de que eso nunca pasó.
Alex Berrocal,jefe de equipo en este entonces,ha estado al lado de los íntimos al lado de los íntimos durante más de veinticinco años.Gritó los 6 goles en aquel inolvidable clásico en Matute,lloró cuando tuve que correr a la Costa Verde aquella mañana del 2000 y se salvó por poco de embarcarse en el Fokker que acabó con la vida del equipo en el mar de ventanilla.Si bien no quiso declarar contó nueve leyendas que esconde el Alejandro Villanueva.Berrocal,un moreno de mirada triste,caminar lento y conversar trabado,comentó que en Matute,de rato en rato, y especialmente en las noches,se siente el trote de un grupo de potrillos "entoperolados" por los corredores que desembocan en el Cristo Morado que tantas veces fue tocado por la generación del 87."Pareciera que todavía están con ganas de jugar",dijo,mientras una sonrisa mostraba su dentadura incompleta y disimulaba las lágrimas que pugnaban por salir.
"Los muchachos que se fueron con el Fokker eran muy bromistas,juguetones.No sería raro que de rato en rato fastidiaran por acá" reflexionó aquella vez.Pero sin lugar a dudas la principal historia es aquella que más de un blanquiazul ha vivido en las noches de concentración en la Villa Intima en Matute.Berrocal confesó que varias veces,cuando las luces se apagan,los jugadores acostados han percibido el golpe de las bolas de billar,el correr de ellas sobre el terciopelo verde y hasta el sonido característico de los tacos serruchando la tiza.
-¿Y cómo hacen para que paren?- pregunté
-Les decimos,por favor muchachos,tenemos que descansar.Mañana jugamos un partido importante y simplemente paran-explicó Berrocal.
Situaciones como estas son parte de la historia de un club que este año cumplió 108 años.Muchos quieren creer que el equipo de Ventanilla no se ha ido de Matute y que siguen entrenando con el gran Marcos Calderón y,como potrillos invencibles,trotan en silencio en busca del campeonato que no lograron cuando estuvieron en la tierra.
ALIANZA es así:sabor popular,creencias y mitos.Esos que logran que,cuando en las noches se recorre el estadio de Matute,uno tenga la sensación de que esta cancha nunca estará sola.
Gran migración gran
Hace 14 años