El equipo ya se fue.No le gana a nadie, no hace un gol hace 308 minutos, no genera situaciones en el arco rival, no tiene alma. Y bate récords: River está afuera de todo en la 5ª fecha.
Si Gorosito renuncia, no lo va a hacer antes que el Coco Basile, obviamente. River está empecinado en ser último en todo.
Si Gorosito no renuncia, es porque es masoquista.
Su River ya se transformó en Insufriver. Bate todos los récords posibles (y los imposibles también). No gana de visitante (ni de local, ni en cancha neutral...). No le gana a nadie (Chacarita aún no es alguien). No tarda más de un mes en quedar afuera de todo lo que juega (si arrancó así, ¿cómo estará dentro de 30 días?). No puede ganar porque no le genera ni una sola situación de peligro a los arqueros rivales. No genera situaciones porque no pisa el área contraria. Y no pisa el área contraria (ni defiende en la suya) porque no es un equipo.
Que River haga un gol es más difícil que Jacobo Winograd gane el Premio Nobel de Literatura. Está tan desorientado que piensa que las líneas de fondo son las laterales. Si le dieron vuelta la cancha, nunca lo percibió. De otro modo no se entiende que juegue de un costado a otro, a lo ancho, un somnífero horizontal que no le llegó a Campestrini como Pipo no les llega a los jugadores. Es preocupante que no grite un gol desde hace 308 minutos (tres partidos y medio de los siete que jugó hasta ahora). Pero es más alarmante todavía que desde hace nueve meses no entienda a su entrenador.
El de Cabral, anoche, fue el cambio más acertado que Gorosito hizo en mucho tiempo. Y fue por lesión. ¿Acaso para decir me voy porque no estoy a la altura necesitará traductor? Altura, precisamente, es lo que no tuvo en Sarandí. Eligió enanos para enfrentar a patovicas. Rodeó a Ortega de los jugadores que seducen al Burrito pero lo hizo en un terreno más fértil para los elefantes que para las hormigas. No notó que Cristian Alvarez le ganó el partido sin haber perdido los pelos por acudir a estudios científicos: apenas con un poco de inteligencia, el pelado aprovechó la estancia que quedaba entre la espalda de Mauro Díaz y la nariz de Orban para plantar su fútbol. Una receta tan simple que ya la habían usado Mohamed con Bertoglio, Zubeldía con Salvio, Falcioni con James Rodríguez y, dicen las malas lenguas, el técnico de Pinocho con un chico al que le tiene fe en un picado en Núñez...
El camino de River en el torneo ya no tiene retorno. El de Gorosito en este plantel, tampoco. "Andate Pipo", le gritaron los hinchas. El equipo ya se fue.
Aunque, nobleza obliga, a Pipo hay que reconocerle un mérito: River necesitaba jugadores. Después de su trabajo, quedó en evidencia que también necesita dirigentes y un técnico.
Extraído del DIARIO OLÉ,21-09-09
PABLO CHIAPPETTA | pchiappetta@ole.com.ar
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